En 1995 The Economist, abría con esta frase una importante reflexión. Casi dos décadas más tarde seguimos haciéndonos la misma pregunta, como si las cuestiones relacionadas con el medio ambiente solo tuviesen valor para unos pocos visionarios y un par de hombres de negocio. Los mexicanos cada vez somos más conscientes de las consecuencias de los problemas ambientales que nos preocupan, pero a pesar de esto, las políticas ambientales y la mayoría de los esfuerzos científicos y técnicos en este campo continúan centrándose en una multitud de detalles de problemas ecológicos aislados que no tienen conexiones con los mercados, ya que estos se gobiernan bajo leyes determinadas por los retornos de inversión.
Desde la ciencia no se puede cuantificar de forma monetaria la totalidad de todas las consecuencias potenciales en términos de impacto ambiental una vez que dicha sustancia química es liberada por las actividades humanas al medio ambiente, y mucho menos cuando se liberan cientos de toneladas de sustancias.
La ciencia no puede establecer las repercusiones de la mayoría de los cambios ecológicos que se difunden a través de los medios de comunicación, tales como la deforestación, los cambios climáticos o la destrucción de la capa de ozono. El impacto de estos problemas va más allá de los cierres de balance de las empresas y corporativos, las legislaturas de los gobiernos federales y estatales o de los ciclos económicos.
Muchos hombres de negocio y de estado han declarado que las políticas ambientales preventivas tienen como objetivo principal evitar un mayor deterioro (no deseamos comentar nada de las correctivas, puesto que cuando el daño está hecho resulta costoso y tardado limpiar o remediar el daño).
Un ejemplo lo tenemos en el dióxido de carbono. Hace una década ninguna política reconocía que el CO2 (bióxido de carbono) constituía una amenaza al medio ambiente, pero en estos momentos, diversos países (desarrollados o en vías de desarrollo) tienen propuestas de ley o leyes que obligan a las empresas instaladas en su territorio a mediar y reducir sus niveles de emisiones a la atmósfera.
Por lo anterior es valioso que los científicos estudien los fenómenos y que presenten los resultados, de forma sencilla pero completa, al público en general (políticos, empresarios y sociedad civil) quienes somos los grandes tomadores de decisiones, de esta manera los efectos ambientales resultantes de las actividades humanas servirán para definir y sustentar políticas ecológicas responsables y de gran alcance.
Por lo que es necesario que todos en conjunto contestemos la siguiente pregunta: ¿qué relación existe entre nuestro aumento del PIB y nuestra disminución de servicios ambientales? Si no la respondemos hoy, nuestros hijos mañana nos lo cuestionarán. Si tienes algún comentario, me gustaría conocerlo, escríbeme mario@oficinaverde.org.mx